¿PARA QUE LOS CIRCULOS DE LECTURA EN TIEMPOS DE VIOLENCIA Y EN LA ESCUELA?

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Tiempos de violencia…Esa es nuestra realidad. Fría y cruda realidad.

¿Nos estamos acostumbrando a vivir en ella? Convivimos con este flagelo a diario, pero ¿Somos insensibles frente a ella? ¿Nos corresponde hacer algo a menos que nos toque?

Creo que es hora de hacer y hacer mucho. Somos agentes transformadores de la historia, somos la herramienta para cambiar las formas de pensar y actuar de la sociedad.

¿Por qué?  

Desde nuestro papel como educadores podemos aportar un granito de arena y empezar a cambiar nuestra sociedad indolente ante el dolor y maldad.

Es nuestro gran reto involucrar el hábito de lectura en nuestros niños en cada momento de la vida diaria, la lectura permite transportarse a un mundo mejor, aunque sea por unos instantes y como menciona Michelle Petit, “permite abrir un espacio, evitar enloquecer de dolor, suscitar un movimiento psíquico, que nos aleje de la cruda realidad.

Y agrego “«Una biblioteca o una colección de libros tiene mucho que hacer en una población marginada. (…) Muchísimo más que brindar información o apoyar la educación formal” Robledo, Beatriz Helena, pues la lectura ofrece espacios de esparcimiento los cuales brindan la posibilidad de intervenir en la creación de nuevas experiencias, emociones y opiniones.

La lectura nos lleva a conocer mundos diferentes a este que desafortunadamente en estos tiempos no es el mejor, nos trae nuevos saberes, nos permite explorar otras lenguas, culturas, otros espacios que le permiten al niño reflexionar sobre el país que desea en un mañana.

No solo la violencia atrofia nuestras mentes y nuestras ansias de conocimiento, no solo nos coarta la libertad de digerir el bello mundo de la lectura, también nos ataca de manera menos traumática pero igual de nociva las tecnologías, que son grandes herramientas para mejorar la calidad de vida de los individuos, pero de las que también nos hemos dejado esclavizar.

Aprovechemos estas herramientas, saquemos de ellas su mejor provecho, pero solo la lectura nos permitirá explorar y ensanchar nuestro pequeño y destrozado mundo interior, reestructurando nuestro mundo exterior sin importar la edad.

Así como lo manifiesta Michelle Petit, la lectura “transmite soluciones que los seres humanos inventaron frente a preguntas que se formularon. Transmiten frases a las cuales es posible agarrarse para elaborar un sentido, para reponerse en la adversidad”. Si transformamos nuestro mundo interior, también transformaremos nuestro mundo exterior.

 Por: Diana Maria Villa Sanchez